Los procesos de separación: “Bebé no mamá, nena”
- Ivana Stivanello
- 30 may 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 2 jun 2021
Desde los tiempos tempranos el niño comenzará a transitar por diferentes separaciones. El psicoanálisis en sus inicios equiparó separación a pérdida. Ricardo Rodulfo (2013) vincula la separación a la alegría y al deseo, haciendo un importante corte con la antigua asociación separación-perdida-duelo o separación angustia. Propone a la alegría como centro y motor impulsor de muchos procesos de separación, como aquellos que se dan durante el crecimiento del niño y la niña. La angustia, quien fuera puesta de relieve como lo principal en los procesos de separación, solo es considerada patológica cuando es predominante o se reitera en cada proceso de separación.
Con el objeto de “apartar” los términos separación-perdida y duelo, tan fuertemente adheridos unos a otros, el autor explica que los procesos de separación constituyen pasos de crecimiento que se van dando, y los mismos se encuentran regulados por el deseo. No obstante, esto no quiere decir que dar esos pasos no signifique algo doloroso, y puede conllevar ansiedades; lo cual será necesario transitar para poder dar esos pasos, pero esto no implica algo del orden de la perdida.
“Separarse es un esfuerzo, un trabajo, qué duda cabe, pero otro diferente al del duelo; fundamentalmente porque es un trabajo del deseo (…)” (Rodulfo, R., 2013, p 126), de ello se desprende que los procesos de separación, pueden ser vividos con alegría o con ambivalencia, y transitarlos implica una ganancia para la subjetividad, más allá del dolor que dicho proceso genere a quién ha deseado llevarlo adelante.
Respecto a la mencionada alegría que caracteriza a dichos procesos; la mamá de Paloma, niña de un año y medio de edad, le expresa a su hija: “sos la bebe de mamá”, ante lo cual, la niña le responde: “bebe no mamá, nena”. En esta pequeña escena estamos frente a un momento de la estructuración subjetiva, y vemos que puede vivirse la separación con alegría, siempre y cuando haya un medio que pueda acompañar. Y este dato no es menor. Si bien, el deseo es un motor, el que pueda avanzar en su cometido dependerá de aquellos adultos significativos del entorno del niño, en tanto puedan favorecer estas separaciones tempranas, acompañando estos pasos del crecimiento u obstaculizándolos. La alegría de esa niña que se regocija al decirle a su mamá “bebé no mamá, nena”, es esa alegría que nos anticipa que ya no será la de antes, y separarse con alegría implica imaginar que podrá ser otra, alguien distinta de la que era.
En cuanto a la clínica, la sugerencia de la Dra. Punta Rodulfo (2016) es en relación a la necesidad de preguntarse en qué momento de estructuración subjetiva se encuentra el paciente que está transitando una separación. También, lleva a pensar en aquellos casos en que las separaciones no son vividas como actos felices sino como actos a partir de los cuales se lastimará al otro, significará una pérdida para el entorno del que hablábamos antes.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Punta Rodulfo, M. (2016) Bocetos Psicopatológicos – El psicoanálisis y los debates actuales en psicopatología. Buenos Aires: Editorial Paidós.
Rodulfo, R. (2013) Separación y Pérdida en Andamios del psicoanálisis. Buenos aires: editorial Paidós.
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